miércoles, agosto 17, 2016

Érase una vez, Robert


Érase una vez Robert De Niro que me dejó en el camino de los suspiros.

Todavía no olvido las escenas que me dejó…eso que… esa peculiaridad que tiene el cine: no querer levantarte de la butaca o sentirte que estás ahí, al lado del personaje: cargando el dolor, conduciendo un taxi o siendo un padrino. Sentirte arquitecto y enamorarte en un autobús. Reírte por ser padre o abuelo o ser tan gánster o jugar en un casino. Ser ese corazón de ángel o un toro salvaje. Sentirte analfabeta y aprender a despertar.

Ser demasiado y nunca terminar. Porque yo todavía no termino de ver la filmografía de Robert. Sin embargo, mi boca todavía declara: Érase una vez.


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